lunes, 11 de mayo de 2015

CECATANATOLOGÍA

AÑO 2015, MAYO- JUNIO VOL. 9 No. 65, 11/MAYO/15
Puedes usar la información de este articulo citando la referencia bibliográfica y respetando los derechos de autor. Toda la información de esta Publicación Educativa Cultural tiene Derechos Reservados.
Cómo citar el artículo:
Rosas A. L.: "La importancia de expresar la tristeza". (mayo-junio, 2015). Centro de Capacitación Profesional, Industrial y Profesional S. C. [en línea] 11 de mayo, 2015. Vol. 9, No. 65. Disponible en Internet:  http://cecapip.blogspot.mx. ISSN 2007-9486.

LA IMPORTANCIA DE EXPRESAR LA TRISTEZA 

“No puedes evitar que las aves de la tristeza vuelen sobre tu
cabeza, pero sí puedes evitar que aniden en tu pelo.”
Proverbio chino

Todos nos hemos sentido tristes y a nadie le gusta estar triste, ya que la tristeza casi siempre se despierta como consecuencia de haber tenido una pérdida y, desde luego, a nadie le gusta perder.
Para qué sirve la tristeza
La tristeza es una emoción básica cuya función es la de crear conciencia de lo que teníamos y ahora ya no tenemos. Si no fuera por la tristeza realmente no sabríamos lo que es valioso para nosotros. La palabra tristeza etimológicamente significa aplastar, y alude a la sensación que las personas experimentamos al sentirla. Es una emoción de repliegue que nos lleva a la reflexión. Nos lleva a retraernos en nosotros mismos, para recuperarnos de una pérdida.
La tristeza sirve para despedirnos de cosas o situaciones con las que no podemos más contar.
Pero, si es tan útil, ¿por qué hemos aprendido que no es bueno sentirla?
Yo conozco mucha gente que piensa que no es correcto estar triste. Frases como: “ya no llores”, “no te pongas así”, “no estés triste, todo saldrá bien”, parecen indicar que sentirnos mal está mal. Si estar triste es tan malo, ¿por qué existe la tristeza? Penosamente para nosotros, hemos malentendido su verdadera función. La tristeza es una emoción natural, básica y de una gran utilidad, que aparece por el distanciamiento con seres queridos que para nosotros eran importantes o por la pérdida de un vínculo, cuando aquello que hacía que estuvieramos juntos se rompió o está en peligro de romperse.
Otras situaciones que despiertan tristeza son: el sentimiento de haber sido dejado de lado, la sensación de no pertenecer, la incapacidad de comunicar nuestros sentimientos, sentirnos olvidados, la pérdida de un ser querido, desengaños o esperanzas rotas.
La función de la tristeza es la elaboración del duelo con la finalidad de que aquello que hemos perdido tenga su espacio y su momento, y que, durante este proceso, vayamos encontrando nuevos significados a la vida. La tristeza es, entonces, una emoción reflexiva; permite que la persona haga introspección, que realice un análisis personal acerca de su situación, acerca de su presente, de su futuro y de su vida en general. Dicha reflexión empuja a la persona a centrarse en aquello que le afecta en el momento, por lo cual se tiende a desatender lo demás. Es normal que cuando estamos tristes no veamos nada más que aquello que nos puso así.
Biológicamente la tristeza lleva a un incremento en el nivel de la sensibilidad. La piel está más sensible, hay mayor sensibilidad a la luz y al sonido, hasta los abrazos se sienten como si dolieran. Se puede decir que nos sentimos demasiado abiertos ante cualquier estímulo. Uno de los signos mas notorios en la expresión de la tristeza es la orientación hacia abajo de las comisuras de la boca, debido a una pérdida del tono muscular facial. En general existe una pérdida del tono muscular de todo el cuerpo, por lo que además nos sentimos pesados y sin fuerza.

Expresar nuestro dolor


La tristeza se expresa en forma de llanto y, aunque también podemos llorar por alegría o por enojo, es más común que lloremos por tristeza. El llanto tiene una función biológica y otra social. Primero actúa como una señal para uno mismo y para los demás de que lo que nos está sucediendo es algo penoso, algo que nos duele.
Nos da la conciencia de que estamos sufriendo y nos motiva a hacer algo al respecto. Llorar es lo primero que hacemos al nacer y está motivado por el deseo de sobrevivir.
¿Nos hemos dado cuenta de que durante el llanto de tristeza tenemos mucho dolor, pero que después de terminar de llorar nos sentimos mejor? Sí, ¡eso sucede!, llorar nos descarga, nos ayuda a liberarnos de la tensión, nos limpia por dentro y por fuera.
Aguantarse el llanto de tristeza, es negarnos a reconocer que tenemos algo que nos duele. Hacernos los “fuertes”, no expresar nuestra tristeza, es anular nuestra propia existencia. Me refiero a que si llorar esta motivado por el deseo de sobrevivir, no llorar pareciera que anula este deseo. Cuando expresamos nuestra tristeza llorando, respiramos, nos limpiamos, respetamos nuestro dolor, reconocemos que existe... y en ese momento el mismo dolor empieza a curarse.
Cuando guardamos nuestro dolor, lo encapsulamos dentro de nosotros mismos, lo anulamos, y al hacerlo nos anulamos a nosotros mismos. No podemos fingir que no pasa nada, porque entonces aquello que perdimos no existió, y si eso no existió, entonces, ¿nosotros estamos vivos? ¡Sí estamos vivos!, y por eso nos duelen las situaciones o personas que perdemos. Porque las tuvimos, porque las disfrutamos, porque para nosotros eran importantes; por eso es normal que nos duela perderlas. No seamos nosotros mismos los que invalidemos nuestras emociones, ya
bastantes ideas erróneas llenas de ignorancia y de prejuicioshemos escuchado, que nos han impedido expresar de manera sana nuestras emociones y sentimientos.

Los hombres sí lloran

Por ejemplo, nada más erroneo que creer que un hombre no debe llorar.
Deben porque pueden, porque es sano para ellos. También es muy equivocado pensar que las mujeres, porque lloramos de tristeza, somos débiles, “demasiado sensibles” o emocionalmente inestables. Sentir tristeza es absolutamente normal y sano. La fuerza interna de los seres humanos no radica en endurecerse ni en aguantarse el dolor, sino en que, a pesar de éste, salgamos adelante, crezcamos y maduremos, que tengamos la capacidad para continuar nuestra vida sin aquello que perdimos; que seamos capaces de seguir amando con toda la intensidad de nuestro corazón, confiando y arriesgándonos, a pesar de saber que todo lo que amamos algún día va a cambiar, va a acabarse, o va a irse.
Intentar ser fuertes no expresando y haciendo como que “aquí no pasa nada”, lo único que conseguirá es que nos endurezcamos, nos contaminemos por dentro con el dolor no expresado y nos amarguemos la vida. ¡Así no es la fuerza interna!
Así, sólo conseguiremos enfermar, sufrir, y perder más.
Estar tristes no es grato, pero es un proceso que nos puede servir para conocermos más, para comprender cuáles son nuestras verdaderas  necesidades y para que cuando todo este proceso termine vayamos en busca de ellas.
¿Solos o acompañados?
Aunque es necesario tener momentos de soledad cuando se está triste, también es necesario dejarse acompañar. De la misma manera, hay que saber acompañar a los demás, sin ser invasivos. En efecto, cuando estamos tristes, tenemos la necesidad de estar solos... y en esa soledad reflexionar y reacomodar.
Pero en otros momentos tenemos la necesidad de que la gente que amamos esté con nosotros, y después de nuevo queremos volver a estar solos. Si estamos acompañando a alguien que esté pasando por una tristeza, es muy importante entender esto. A veces querrán vernos y en momentos seguramente querrán que nos vayamos.
Dejemos que quien está triste esté solo. Le hace bien. Pero cuando quiera estar acompañado, estemos ahí para él o ella. Si en este momento querida lectora, querido lector, estás triste, reflexiona sobre lo que te ha llevado a estar así, exprésalo, siéntelo, llóralo, dale respeto a tu dolor y después piensa qué quieres hacer con él y con lo perdido; piensa qué necesitas en este
momento y, aunque no es fácil, reflexiona y date cuenta de que querer que siga contigo lo que ya no tienes ¡es una batalla pérdida! Mejor piensa con qué quieres quedarte, qué si existe, y cómo puedes reacomodar tu vida y darle espacio a todo lo que viene, que nunca te repondrá lo que perdiste, pero que volverá a darte una ilusión y felicidad. No te pelees con querer junto a ti lo que ya no está; como parte de un proceso entenderás y aceptarás que eso, o esa persona, no volverán, pero que en este momento hay más retos, más gente, más proyectos que necesitan de ti.

Y después… Como ya he dicho repetidamente, es normal sentir tristeza, sólo no dejes que ésta se vuelva un hábito en tu vida. Cuando la tristeza pase, verás que hay más vida, más amor, mas de ti para dar a los demás.

Ana Laura Rosas Bucio
Directora General 
de CECAPIP S.C.

11 DE MAYO 2015.





AVISO LEGAL
Centro de Capacitación Profesional, Industrial y Profesional S.C. Año 2 No.65 Semana 20 [11-17 de mayo] 2015. Es una publicación electrónica semanal editada  y publicada por el Centro de Capacitación Profesional, Industrial y Profesional S.C., ubicado en  Calle Hidalgo No. 17 A-203, Col. San Nicolás Tolentino, Delegación Iztapalapa, México D.F. CP. 09850. Tel 01(55)54436420, www.cecapip.blogspot.mx, cecapip@hotmail.com., www.cecapip.com.mx .Editor responsable: Ana Laura Rosas Bucio.
Reserva de Derechos al Uso Exclusivo No. 04-2014-032717252400-203. ISSN 2007-9486, ambos otorgados por el Instituto Nacional del derecho de Autor.
Responsable de la actualización de la página, Área de Publicaciones de CECAPIP S.C.: Ana Laura Rosas Bucio, Hidalgo no. 17, A 203 Col. San Nicolás Tolentino, Delegación Iztapalapa, México, D.F. CP. 09850. Fecha de la última modificación, 11 de mayo, 2015.
Las opiniones expresadas por los autores no necesariamente reflejan la postura del editor de la publicación: Queda prohibida la reproducción total o parcial de los contenidos e imágenes de la publicación sin previa autorización de CECAPIP S.C. Se puede usa la información de los artículos haciendo uso de la referencia bibliográfica localizada en la parte superior del mismo.