lunes, 2 de junio de 2014

CECATANATOLOGIA

                                                                     AÑO 2014, JUNIO-JULIO VOL. 3 No.16. 02/JUNIO/14

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Cómo citar el articulo:
Rosas , A. L. "El Proceso de Duelo". (junio-julio, 2014). Centro de Capacitación Profesional, Industrial y Profesional S.C. [en línea] 02 de junio, 2014. Vol. 3, No. 16. Disponible en Internet:  http://cecapip.blogspot.mx. ISSN 2007-9486.


El proceso de duelo


“Sólo sanamos de un dolor cuando
lo padecemos plenamente.”
Marcel Proust


Dicen que la única certeza que tenemos en la vida es la muerte…Nada más cierto. Y desde que hay vida…también hay muerte. Es muy curioso darnos cuenta de que el ser humano tiene pocas certezas y muchas incertidumbres en la vida, y de que por lo general no estamos preparados para afrontarlas. Fantaseamos creyendo que todas nuestras incertidumbres serán certezas. Por ejemplo, mientras estemos vivos, vamos a ir envejeciendo… y nadie nos prepara para ello. Si estamos vivos, algún día vamos a morir... y tampoco nos preparamos para ese momento.

Solemos creer que la juventud, la amistad, el amor, el trabajo y la salud durarán para siempre. Y aunque, en el caso de algunas de estas cosas, pudiera ser así, para que eso suceda necesitamos cuidarlas y alimentarlas. Por sí solas no durarán. Los seres humanos no estamos preparados para morir, para perder la salud, para perder la juventud; en general no estamos preparados para perder…


Perder es un proceso muy doloroso. Eso todos lo sabemos. Pero, ¿qué es una pérdida? A partir de las experiencias que todos hemos vivido, podemos decir que es “algo valioso que tenía y que ya no tengo”. Pero también es: “algo que quise lograr y no pude”, y en este caso nos damos cuenta de que no necesitamos haber tenido algo para vivir su pérdida cómo una situación muy dolorosa. Ejemplo de esto puede verse en la mujer que desea tener hijos y no logra embarazarse.

¿Qué es el duelo?

El duelo es la reacción natural ante la pérdida de una persona, objeto o evento significativo. Se trata de una reacción emocional y personal que se da cuando el vínculo afectivo que manteníamos con lo que perdimos se rompe. Estar en duelo no significa estar enfermos o equivocados. Si para nosotros era importante lo que perdimos, entonces lo natural es experimentar el duelo. Desafortunadamente algunas personas todavía creen que sentirse tristes después de una pérdida es algo malo, algo de personas inmaduras o enfermas. El duelo es normal y si bien puede complicarse, cuando las personas nos damos permiso de expresar nuestro dolor, éste cesará.

Curiosamente ¡esto es lo que menos creemos que pasará! Y no lo creemos porque aún no hemos entendido qué es el duelo.

La palabra duelo proviene del latín dolus, que significa dolor, que a su vez proviene del verbo dolere, que significa sufrir, y consiste en un periodo doloroso que desaparece al cabo de cierto tiempo. El duelo ocurre tras cualquier clase de pérdida y tiene una duración aproximada de uno a dos años, pudiendo ser más corta. Es un proceso activo de adaptación ante la pérdida que implica llevar a cabo cambios que generan ansiedad, inseguridad y temor. El duelo implica un proceso de reacomodo de nuestra vida.

¿Qué pasa cuando no expresamos nuestras emociones?

Si bien es cierto que un duelo se puede complicar o “enfermar”, esto casi siempre sucede como consecuencia de que no nos permitimos la expresión de nuestras emociones, bloqueándolas, evadiéndolas o negándolas, y esto genera que nuestro dolor se “guarde” y, como cualquier cosa viva que se queda encerrada, se “eche a perder”. Para entender mejor esto, les propongo hacer un experimento. Necesitamos un frasco vacío (limpio y seco) y un jitomate. ¡Sí! Un jitomate. Pongámoslo en el frasco y vamos a taparlo bien. ¿Qué va a suceder al paso de los días? Vamos a empezar a notar que el jitomate empieza a perder consistencia, le aparecen manchas obscuras, el frasco se “suda” por dentro, ya que el jitomate empieza a perder agua, proliferan los microorganismos y se forma como un hongo blanco que poco a poco va a invadirlo todo. El jitomate se va a ir llenando de gusanos que, en busca de sus nutrientes, se van a comer lo poco que queda de él. El jitomate va a cambiar de color y se va a ir secando poco a poco hasta que sólo quede la cascarita y algunas semillas secas.

Pero ¿qué nos dice este ejemplo?, ¿qué tiene que ver con nosotros? Nosotros somos el frasco y el jitomate son nuestras emociones. Mientras estén guardadas van a irse enfermando y pudriendo. De ahí la importancia de expresar todas nuestras emociones, especialmente el dolor y la tristeza. Este experimento sirve para entender el proceso que ocurre dentro de nosotros, al no permitirnos la expresión de nuestras emociones.


El proceso de duelo

Las respuestas ante un duelo normal se pueden dividir en cuatro categorías generales: sentimientos, sensaciones físicas, cogniciones y conductas. Las emociones que se expresan cuando estamos en duelo son básicamente: la tristeza, el enojo y la culpa. También es normal
que nos sintamos ansiosos, solos, muy cansados y sin energía. En algunas ocasiones también después de una pérdida nos podemos sentir aliviados. Aunque nos duela perder, a veces también puede haber una sensación de liberación; siendo esto una reacción muy común principalmente en casos de muertes de familiares enfermos o muy mayores.

Todas estas emociones van a provocar que otras áreas en nuestra vida se vean afectadas. Podemos sentir un vacío en el estómago, opresión en el pecho y en la garganta, ganas de llorar, y en algunas ocasiones podemos llegar a sentirnos como si no fuéramos nosotros mismos.

Nuestra cabeza también se llena de interrogantes, nos cuesta trabajo creer que hemos perdido, estamos preocupados, hay pensamientos de incertidumbre en relación con el futuro, y todas estas reacciones, tanto emocionales, como físicas y cognitivas, nos llevan a no poder dormir, a no querer comer, a estar distraídos, a aislarnos de los demás, a soñar con lo que hemos perdido y a estar muy inquietos. Y, como hemos dicho, todas estas reacciones son normales y van a estar presentes durante algún tiempo, dependiendo de qué tan importante era para nosotros lo que perdimos.

Muchos autores han hablado de lo que es el proceso de duelo. Yo voy a compartir aquí lo que la experiencia me ha enseñado acerca de cómo las personas vamos afrontando nuestras pérdidas. Pero primero quiero aclarar que el duelo que se da cuando perdemos a un ser querido, tiene algunas diferencias del duelo que vivimos cuando nosotros vamos a morir (que por cierto, será el siguiente tema del cual hablaré) y es diferente también cuando tenemos otro tipos de pérdidas, como divorcios, robos, pérdida de trabajo. Los procesos de duelo son diferentes según la causa. No es lo mismo perder por muerte, que por situaciones de violencia o desacuerdos.

En esta ocasión hablaremos del duelo que se da cuando perdemos a un ser querido y podemos definirlo como el lapso del tiempo que nos va a llevar recuperarnos de la pérdida.

En términos generales vamos a pasar por cuatro fases o etapas:

1. Fase de negación e insensibilidad: que sucede cuando apenas nos enteramos de la pérdida y nos cuesta mucho trabajo creer que es verdadera. A veces las emociones se mueven tanto que tendemos a bloquearlas, al grado de que parece que no sentimos. Es un periodo corto y la sensación es como si “no nos cayera el veinte”.

2. Fase de anhelo. Se anhela que la persona perdida vuelva y se tiende a negar la permanencia de la pérdida. Estamos enojados y tristes. Extrañamos mucho a nuestro ser querido. Quisiéramos que todo fuera un mal sueño del que pudiéramos despertar.

3. Fase de desorganización y desesperación. Aquí podemos encontrar difícil seguir funcionando, nos sentimos sin guía y sin sentido. Entendemos que nuestro ser querido ya no va a volver, pero en este momento surgen todas esas otras pérdidas que acompañan la pérdida de un ser querido. Por ejemplo: no solamente perdemos a un esposo, perdemos el apoyo económico, el apoyo con los hijos, la persona con quien íbamos al cine, etc. Nos sentimos muy asustados, tristes y enojados en estos momentos.

4. Fase de conducta reorganizada. Después de no saber cómo continuar viviendo, nuestra vida empieza a tomar forma. Las cosas que antes parecían muy complicadas de volver a hacer ahora son más fáciles. Aún seguimos extrañando y estando tristes, pero ahora las cosas se ven más claras. Es el momento en el que empezamos a recuperar nuestras vidas. 

Pasar por estas fases significa elaborar el duelo.

Ojalá que estas ideas te permitan ver que si te sientes mal por haber perdido a un ser querido, lo que te está pasando es normal. Si vives tu duelo como corresponde, respetando tus emociones y expresando tu dolor, el tiempo curará las heridas. Si en algún momento sentimos que no podemos con el dolor, entonces es importante buscar ayuda.

Termino recordando un aspecto muy importante. Es el aspecto de la fe. Para un católico la vida no termina, se transforma. En otras palabras, el ser humano trasciende, sus obras pueden ser perdurables.


Ana Laura Rosas Bucio
Directora General 
de CECAPIP S.C.

02 DE JUNIO 2014.



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Centro de Capacitación Profesional, Industrial y Profesional S.C. Año 1 No.16 Semana 16 [02- 08 de junio] 2014. Es una publicación electrónica semanal editada  y publicada por el Centro de Capacitación Profesional, Industrial y Profesional S.C., ubicado en  Calle Hidalgo No. 17 A-203, Col. San Nicolás Tolentino, Delegación Iztapalapa, México D.F. CP. 09850. Tel 01(55)54436420, www.cecapip.blogspot.mx, cecapip@hotmail.com. Editor responsable: Ana Laura Rosas Bucio.
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